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  5. Encuentro Hysteria en el Centro Nacional de las Artes Delia Zapata Olivella

Hysteria: Resistencia, creación y reivindicación de la voz de las mujeres desde las artes y la conmemoración del 8M en El Delia

marzo 5, 2024
Fotografía de la obra Paz Haré La dirigida por Patricia Ariza
  • La fuerza, lucha y el poder de la resignificación traen al Delia del 7 al 9 de marzo una programación con charlas, talleres, música y obras de danza y teatro dirigidas por mujeres, con temáticas que tienen como eje central: la mujer y el arte.

“La histeria fue considerada una enfermedad nerviosa crónica, más frecuente en la mujer que en el hombre. En el siglo XIX la histeria se convierte en diagnóstico médico. Su etimología proveniente del griego ‘hysteron’ que significa útero, permitió atribuir ‘la enfermedad’ a la mujer, con una clara base ideológica patriarcal. Así entonces, se convierte en una herramienta para controlar y patologizar la conducta femenina que no se ajustaba a las normas de género establecidas, lo cual llenó los sanatorios de la época”. Albiñana Dura, 2022

Durante siglos, la histeria se consideró como una manifestación de la fragilidad y la debilidad inherentemente femeninas, atribuyéndola a supuestas irregularidades en el útero o a la incapacidad de las mujeres para controlar sus emociones. El concepto fue asignado por los hombres y los “tratamientos” para esta también. Se convirtió así en un señalamiento patriarcal y una herramienta de control desde la ciencia y la religión. Fue calificada como patología (atribuyéndole un diagnóstico médico) y llegó al punto, en la Edad Media, de llamarse “posesión demoniaca en las mujeres”.

En 1952, después de muchísimos años de utilizar el concepto como enfermedad, insulto, control y un sin fín se características negativas, se desacredita la histeria como enfermedad por la Asociación Americana de Psiquiatría (APA). Pero en el imaginario popular del mundo entero sigue siendo estigmatizada y utilizada como violencia simbólica hacia las mujeres.

Hoy, desde El Delia, se resignifica y reinterpreta la histeria como un síntoma de la represión contra las mujeres en sociedades patriarcales y como una forma de resistencia contra las normas hegemónicas del patriarcado. La Hysteria, que desde su etimología griega significa útero, es un acto de creación, placer y libertad en si misma.

El encuentro Hysteria, desde el Centro Nacional de las Artes Delia Zapata Olivella, convoca voces de artistas que se alzan con sus creaciones artísticas que simbolizan actos de resistencia y de grito colectivo.

Del 7 al 9 de marzo serán la danza, la música, el teatro y el performance, los lenguajes a través de los cuales las mujeres levantarán la voz para contar historias, cuestionar estereotipos, hablar de violencia de género en las artes. El cuerpo, la vida, la muerte, lo singular y el valor de lo colectivo.

Patricia Ariza, Juliana Reyes, Adriana Lizcano, LaTenaz, Vanessa Henríquez, Mariángela Urbina y Marcia Cabrera serán algunas de las artistas y representantes feministas que se reunirán en los escenarios de El Delia para reivindicar y conmemorar, a través del arte, la lucha activa de las mujeres en torno al 8M.

La programación tendrá espacios pedagógicos con charlas y talleres gratuitos durante los tres días. La programación artística presentará dos obras de danza con boletería y conciertos, teatro y performance con entrada libre.

Programación Hysteria

Con boletería

Estela
Segundo grito, un grito compartido

Entrada libre

Paz Haré La
El grito de la mujer cabra
Latenaz

Talleres / Charlas

Taller de danza: las edades del cuerpo
Taller creativo: Paz Haré La
Guía para ser mujer artista y sobrevivir en el intento

¿Por qué el nombre ‘Hysteria’?

La histeria lejos de ser muda, era el grito desesperado de la mujer por la opresión social que vivía por aquel entonces y que los movimientos feministas de aquella época tan bien reflejaban (Aries, Duby, 1989).

Salomé Olarte, Asesora en curaduría y programación de El Delia, explica la resignificación de la histeria desde una de las muchas posturas sobre la perspectiva de género como un proceso complejo y crucial en la comprensión de la experiencia femenina a lo largo de la historia, donde la histeria ha sido conceptualizada como una condición exclusivamente femenina, caracterizada por una gama de síntomas emocionales y físicos.

Olarte comenta: “la histeria ha sido reinterpretada como un síntoma de la opresión y la represión de las mujeres en sociedades patriarcales. En lugar de ser vista como una condición puramente biológica o psicológica, la histeria se ha entendido ahora como una manifestación de las tensiones y frustraciones que experimentan las mujeres dentro de sistemas sociales que las marginan, desvalorizan y silencian.

En el siglo XIX, el diagnóstico de histeria se convirtió en una herramienta para controlar y patologizar la conducta femenina que no se ajustaba a las normas de género establecidas. Las mujeres que desafiaban las expectativas tradicionales de sumisión y pasividad eran fácilmente etiquetadas como histéricas, lo que les restaba credibilidad y autonomía. Este uso discriminatorio de la histeria reflejaba la ansiedad de la sociedad patriarcal ante la idea de mujeres que reclamaban su agencia y poder.

La resignificación de la histeria, desde algunas posturas feministas, ha implicado desafiar estas narrativas patologizadoras y reconceptualizarla como una forma de resistencia y protesta contra la opresión de género. En lugar de ser vistas como enfermas o débiles, las mujeres que fueron y han sido etiquetadas como histéricas son ahora reconocidas como individuos que luchan contra un sistema que las oprime y las silencia.

En resumen, la resignificación de la histeria desde una perspectiva de género ha sido un paso crucial hacia la comprensión más profunda de las experiencias de las mujeres en sociedades patriarcales. Al reivindicar la voz y la agencia de las mujeres, se ha allanado el camino para una mayor igualdad y justicia de género”. Finaliza Olarte.

Desde el Centro Nacional de las Artes Delia Zapata Olivella, se propone fomentar diálogos a través de las artes, poner sobre la agenda la diversidad de la ciudadanía, reducir brechas de manera explícita y convertir este espacio en un lugar seguro, no desde lo discursivo sino desde la acción.

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