"¡VAYA QUE SÍ!", RICHIE VALDÉS, EL BALUARTE DE LA SALSA.
Hay personas destinadas a dedicar su vida a la cultura. Ese es el caso de Richie Váldes, uno de los cantantes de salsa más reconocidos de Colombia. Oriundo de Quibdó, Chocó, creció en medio de un ambiente familiar en el que se respiraba arte y cultura. Su padre, Julio Váldes, era un reconocido músico de la región; mientras que su abuelo, Samuel Maldonado, fue uno de los escultores que ayudó a terminar la Virgen de Guadalupe en Bogotá y el Cristo Rey de Cali.
Inició sus estudios musicales con el padre Isaac Rodríguez. Posteriormente, gracias a esa experiencia, a sus trece años fundó -junto a sus hermanos- la agrupación Los Boys del ritmo, banda de la que saldrían artistas como Simón Hinestroza, Óscar Agueta y Julio Alfonso.
“Desde muy pequeño mi papá nos compraba instrumentos, por lo que de niño tenía guitarra y tambor. Además, como en la casa se armaban guitarreadas con los amigos de mi padre, pienso que desde los seis años me di cuenta que la música era lo mío”, expresa Valdés.
Richie fue el primer cantante de la Orquesta Guayacán, lugar que ocupó desde 1983 hasta 1989, interpretando temas como Vas a llorar, Vete, Son cepillao, Falso amor o Paz en tu corazón, entre otros. Luego, pasaría a ser tecladista y percusionista del Grupo Niche durante cinco años. Tras la muerte del maestro Jairo Varela, fue elegido para ser el director del grupo en 2012.
Sin embargo, la mayor parte de su carrera artística la ha consolidado como solista, debutando en 1995 con Apuesta por mí, álbum con el que recibió un Congo de Oro en el Carnaval de Barranquilla y un Disco de Oro tras vender más de cincuenta mil copias. A la fecha, ha realizado cinco producciones discográficas con las que ha encabezado las listas radiales en países como Ecuador, Venezuela y Estados Unidos.
Richie Váldes habló con el Teatro Colón sobre su vida, recordó sus primeros años artísticos y habló de la importancia de mantenerse activo musicalmente. (Mira aquí el concierto #DesdeMiCiudad con Richie Valdés y Jimmy Saa)
¿Cómo inició en el mundo musical?
Gracias a Dios nací en una familia con ambiente musical. Mi papá era guitarrista y cantante en el Chocó. Por parte de mi abuelo también hay mucha expresión artística. Él era un gran caricaturista y escultor, a tal punto que fue uno de los encargados de hacer la Virgen de Guadalupe en Bogotá. También participó en el Cristo Rey de Cali.
Todo ese ambiente fue haciendo que mi proceso se desarrollara. Empezamos a estudiar muy temprano en Quibdó con el padre Isaac Rodríguez, donde mis hermanos y yo recibimos clase con de solfeo, con un método que él, al ser oriundo de España, trajo del conservatorio de Madrid.
Además de su familia, ¿cuáles fueron sus primeras influencias musicales?
Todavía recuerdo que en esa época estaban de moda los grandes baladistas españoles y argentinos, como Sandro de América, Leonardo Fabio y también se oía la música que llegaba de Cuba. Por su posición geográfica al Chocó llegaba muy clarito Radio Habana, lo gestó un movimiento cultural que ayudó a desarrollar la salsa. La información salsera viene desde esa época con Eddie Palmieri, el Gran Combo y las orquestas que empezaban a ser muy fuertes por acá.
Como mi papá era un cantante hacía un ejercicio con nosotros: todos los domingos nos ponía a escuchar boleros, jazz y folclor, entre otros géneros. ”Aprendan a escuchar música”, decía. Es decir, crecí en un ambiente muy variado.
Al haber crecido en un ambiente musical tan diverso. ¿Qué tenía de especial la salsa para decidir dedicarse a ella?
Fue un género que rítmicamente, por todo lo que significa el tambor, tiene mucha relación con todo lo que es el Pacífico. En el Chocó siempre se sintió muy fuerte y yo siento que este lugar es una continuación de Cuba, Puerto Rico y República Dominicana. Todo ese proceso cultural llegó por mares y ríos a nuestros pueblos, por eso es parte de nuestra cultura.
En mi caso la escuché desde muy niño y mi tendencia fue salsera. Mi mamá quería que alguno tocara acordeón, porque estaban de moda Bovea y sus Vallenatos. “Ojalá alguno aprenda a tocar acordeón”, decía ella, pero pudo más la salsa.
¿Qué recuerda de esa primera banda de juventud, Los Boys del Ritmo?
Nació gracias a todo ese ambiente y por la búsqueda de tener algo propio. Yo le iba enseñando a mi hermano y a otros amigos. Empezamos cuando sentí que podíamos tocar. Mis papás nos apoyaron y se vivió un proceso muy bonito. De ese grupo salieron varias figuras profesionales.
De hecho, cuando Alexis Lozano decidió separarse de Niche para hacer su orquesta, los integrantes de Los Boys del Ritmo le sirvieron como base; por ejemplo, varios de los que fundamos esa banda luego creamos Guayacán. También estuvo Simón Hinestroza, Óscar Agueta y Julio Alfonso, entre otros.
Viendo en retrospectiva… ¿Se imaginó alguna vez tener el reconocimiento del que goza actualmente en su carrera musical?
Yo creo que ningún artista anda pensando qué es lo que va a pasar a futuro. El arte y la música son momentos que se viven porque se sienten y solo los disfrutas. Es el tiempo y el público los que hacen que eso se vuelva referente en tu vida.
En mi caso, yo vivo la música en cada momento. Siempre estoy creando, no se puede vivir de lo que se hizo ayer. La fama y ser referente musical son otras cosas que van más allá de lo que uno está pensando. Primero es cumplir con la misión de dar alegría a la gente. Esa es mi filosofía.
¿Qué significó el maestro Varela en su vida?
Aunque no éramos de la misma generación, nos unió la sensibilidad musical y por eso nuestra amistad se estrechó mucho. Aunque realmente estaba primero la música. Siempre hablábamos qué íbamos a hacer, pues él era una persona muy valiosa y brillante que estaba en esa búsqueda de crear cosas mejores.
Tuvimos una gran relación. De hecho, varias veces en vida me pidió que fuera el director del Grupo Niche, pero yo no lo veía así porque prefería seguir trabajando por aparte con él. Jairo fue un gran ser humano, con sus errores, pero de él me quedaron grandes enseñanzas y le doy gracias a Dios por haberlo conocido.
¿Qué diferencia a Richie Valdés del resto de los músicos del género?
No sé si yo sea distinto o no. Pero hay algo y es que no vivo en el pasado. Esa es una de las falencias que tiene el género salsero. Por ejemplo, la nueva generación no cree en su talento, se están quedando únicamente en ser continuadores de lo que ya se hizo. Graban muchos covers y cosas que fueron éxitos. Por eso yo creo que pienso diferente, me mantengo activo y me junto con personas que siempre sacan cosas nuevas.
¿Qué planes a futuro está preparando?
Nos hemos mantenido muy vigentes. Esto se partió en dos desde que llegó la tecnología y una nueva generación a la que también le gusta la salsa, pero que por edad son fácilmente nuestros hijos. A esos jóvenes hay que enamorarlos para que entiendan y vivan nuestra música. La salsa ya no es el género que fue, que ocupaba todos los espacios en el mundo latino, ahora hay más géneros que llaman la atención.
Hay mucho salsero pero la única forma de mantenernos es haciendo cosas nuevas. Ahora mismo estoy desarrollando una nueva producción que espero lanzar prontamente. Además, los últimos años hice los temas de la Feria de Cali. También lancé una canción titulada “El pueblo se respeta”, entre otras cosas.