Con este cuadro vivo, el grupo Palma de Vino, de Galeras (Sucre), levanta la voz por todas las mujeres que fueron silenciadas. Es un acto de memoria, denuncia y resistencia frente a la brutal realidad de los 745 feminicidios registrados en Colombia en 2024 (de enero a octubre). Cada gesto, cada mirada y cada escena de esta creación encarna el clamor urgente de quienes exigen que ser mujer no signifique una sentencia de muerte.

Los cuadros vivos, recientemente declarados Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO, son mucho más que una manifestación artística comunitaria: son un espejo de nuestras realidades, una forma de transformar el dolor en acción colectiva. A través de escenas que recrean oficios, costumbres, tradiciones y luchas cotidianas, los cuadros vivos mantienen encendida la memoria y abren espacios para la reflexión crítica, el diálogo y la esperanza.

Este cuadro es, sobre todo, un llamado a la vida, a la dignidad y a la justicia.